La noche era diáfana... cálida... intensa...y la luna, más hermosa que nunca con su blanco color, me susurraba, muy sutil, dulces palabras de amor, despertando mi romanticismo.
Maravillado, admiraba su reflejo sobre el lago que iluminaba tenuemente, las suaves curvas de las ninfas enamoradas recostadas allí, sobre las rocas, en este secreto jardín adornado con pequeños árboles floridos, hasta que su resplandor se ocultaba, cómplice, tras el horizonte.
Contemplarla extasiado era sublime para mí.
Desde este jardín se veía más luminosa y grande que de costumbre.
Ella me transformaba en poeta y yo... yo le dedicaba cientos... y cientos… y cientos de versos.
Era mi preferida entre las sesenta y tres lunas jupiterianas.
Oda a la luna (Cristina Leiva - Cris, Lacarancha)
Nota al margen:
Sabias que los nombres
de las 63 lunas jupiterianas son;
Ni el vuelo de los cóndores, con sus planeos perfectos y serenos, ni el del águila, majestuoso y preciso con sus alas abiertas en absoluto equilibrio, ni tampoco los vistosos lupinos que embellecían el paisaje con sus colores tan alegres, ni las verdes aguas del Limay.
Sentado a orillas del rio solo disfrutaba del viento fresco que lo despeinaba y absorto admiraba diariamente el paso de los loros barraqueros a los que ese hombre ciego jamás se cansaba de escuchar.
Al verla la gente comenta sobre su vida tan solitaria sentada siempre ante la misma mesa del bar, tomado un café, mirando quien va... quien viene... pensando... recordando... escribiendo... esperando quizás? ... pero lo que no saben es que Sofía no conoce la soledad.
Siempre, siempre está acompañada de cientos de personajes que conviven en ella y que, mientras toma su café, y mira a la gente pasar, y piensa, y recuerda, y espera y escribe... escribe mil historias.
Aunque alardeaba de ser majestuoso y gélido como un iceberg un día se derritió.
Su deshielo dejó en libertad un agua clara y límpida que formó un caudaloso río bordeando el cordón de la vereda cuando una cálida y placentera brisa se levantó dejandoa sus pies un barquito de papel.
Lo tomó en sus manos, lo miró con nostálgica ternura y decidió depositarlo en su cauce, treparlo, levar anclas, y partir.
Y en ese viaje lleno de aventuras recorrió mil mundos.
AGUAVIVA La casa de san jamas El iceberg (Cristina Leiva - Cris, Lacarancha)
El día de su cumpleaños número 70 se tomó una fotografía como todos los años, entre risas, felicitaciones y buenos augurios de amigos y familiares.
En la soledad de su cuarto, sentada en la cama la observó con detenimiento, pensado quien sabe qué y cerrando los ojos dejó aflorar sus recuerdos y en ellos se contempló se comparó se miró se vio. Si, seVio a si misma sin poder entender como esa mujer tan quieta plasmada en esa imagen fuera su reflejo, con ese gesto risueño del instante del brindis, con esa mirada plácida y serena, con ese cuerpo robusto, con sus cabellos blancos, con su piel de cuero curtido por los años.
Y el impacto fue... ¿fuerte?
No se reconoció en ese espejo. No se encontró a si misma ni pudo comprender lo sucedido.
Su mente no paraba. Se preguntó cientos de veces como pasó, cuando, donde.
No podía ser. ¡Tal vez fuera un sueño!, si ella se sentía finita, lánguida, liviana, con un vestido de fiesta y flores en el pelo; si por sus venas corría la savia del amor, si en su jardín reverdecía nuevamente la primavera perfumando su esperanza, si en todo su cuerpo sentía el fluir de la vida y en su corazón, aaah, en su corazón galopaba una tropilla de caballos ante la mirada de su amado cuando juntos marcaban el ritmo de su canción.
De pronto, la puerta de la habitación se abrió y la tierna voz de su nieta le dijo:
Cuando escuches el canto de los grillos en tu jardín, no los espantes... shhh... cuídalos... porque ellos son los portadores de la felicidad... shhh…
Si si. Como lo oyes... Así supo Airún un día que los grillos eran los portadores de la buenaventura y del júbilo y que por eso, cuando sus... cri-cri... cri-cri... cri-cri... resonaban en las noches de luna después de una lluvia de verano, dándole una serenata desde la ventana que da al jardín, debía agradecer, porque ellos anunciaban con su canto, alegría y bienestar.
Fue entonces cuando Airún sintió tanta curiosidad por conocer la felicidad y tenerla para sí, que inicio una intensa y ardua búsqueda... una feroz cacería... de inocente apariencia...
Migró existencia tras existencia por todos los confines del universo, atrapando a todos los grillos que se cruzaban en su camino y guardándolos en su preciada cajita grillera, hasta agotar en ésta desesperada búsqueda, todas sus vidas posibles en todos sus universos… quedándose sin energía... sin savia... y sin tiempo...
Cuando por fin todos los grillos de la eternidad fueron solo suyos, ya no le quedó ni una sola vida para ser feliz...
Claro... esta historia es difícil de creer y de comprender... pero no la cuentes... shhh... porque esto que te confío es un ancestral secreto de los dioses... shhh...
¿Sabes?... en su última vida, Airún, habiéndose transformado en un grillo... también quedó atrapada en su preciosa cajita grillera... shhh…
¿Prefieres escuchar este cuento?
Atrapar la felicidad (Cristina Leiva - Cris, Lacarancha)
El calor era abrasador. La cinta asfáltica marcaba un largo camino plateado que se perdía en el infinito. Faltaban unas cuantas horas para llegar a esa fiesta ferial que duraría 3 días en rincón de los sauces.
Las 2 de la tarde en ese desierto inhóspito, sin vegetación, sin agua y sin comida parecía ser el peor castigo de los cielos. La llegada se hacia desear y para colmo de males, el pensamiento sobre la falta de comida taladraba su cabeza y su ansiedad se hacía cada vez más profunda y dolorosa.
A las 7 de la tarde, hora de su llegada a Rincón; el calor y la falta de aire hacían de ese dia el mas pesado , el mas asfixiante... Ya era muy tarde y debía armar su stand con pulseritas, aros y collares de piedras. La gente comenzaba a caminar por entre el predio ferial, conociendo la mercadería, preguntando precios, comprando. El objetivo era ese. Vender. Pero el cansancio era muy grande y no podía concentrarse en el remate de sus ventas.
Quería evitarlo, pero sus ojos iban detrás de cientos de nenes regordetes que caminaban con alegría al compás de la estridente música con sus palitos de enormes y coloridos algodones de azúcar, con sus cucuruchos de helados y manzanas acarameladas, sus lenguas teñidas por el colorante, sus redondas caritas llenas de chocolate, sus bocas melosas por tantos dulces. .. Ella, con ganas, les hubiera dado una estocada para quitárselos y darles una probadita aunque más no sea.
Que chicos, tan gordos tan gordos, pensaba entristecida.
Nunca había visto tantos en sus viajes por la Patagonia. Tal vez los fríos invernales habituales de la zona los hacían requerir de alimentos exageradamente calóricos.
Como serán estos niños cuando crezcan; quienes los tocarán cuando necesiten las caricias del amor, cuando la piel les pida a gritos de una mano que los recorra?...Así de tristes eran sus reflexiones... y mas triste aún, porque sabia muy bien de que se trataba,lo que se sentía...lo que se sufría...lo que se deseaba...
Sumida en estos pensamientos no resistió más, no había vendido nada así que levantó sus petates y se retiro a descansar.
Buscó un hotelito barato pero con internet.
Le costó subir su humanidad de 180 k por la escalera. Abrió la puerta del dormitorio, fue a la heladera y sacó lo único que encontró. Prendió la compu y se conectó con su sicóloga y le dijo, riéndose a las carcajadas, como una loca:
Socorro. Necesito tu ayuda. Estoy siendo atacada por un enorme frasco de 500 gr de dulce de leche y no puedo resistirme más.
Mientras decía esto, en dos o tres cucharadas soperas bien piponas, abriendo la boca como si se comiera el mundo de un solo bocado, el pote mostró su níveo fondo blanco.
Ella cruzó los brazos y apoyó su cabeza sobre el teclado mientras enormes lágrimas bañaban silenciosa y lentamente, sin prisa ya, su rostro.
Era tan poca la
paga de aquellos pobladores salteños… digo, la paga que recibían a cambio de
trabajar … y trabajar… y trabajar… en la cosecha de la caña de azúcar …
¡Si
señores!, es como les cuento… trabajar de la mañana a la noche por unas pocas
monedas, tan pocas que no les alcanzaba para alimentarse bien.
Esta
familia de mi relato que tampoco iba a la escuela y por lo tanto no sabían leer, ni escribir
ni mucho menos informarse correctamente sobre las cosas de la vida y ¡ni que
hablar de lo que sucedía en el país!... ni mucho menos… en el mundo.
Les contaré de lo
que les sucedía a la familia de papá Ramón, mamá Josefa y sus 9 hijos, que no
tenían trabajo.
Papa Ramón no tenía trabajo. Le faltaba una pierna a don Ramón... ¡pobre don Ramón!, grandes
lagrimones brotaban de sus ojos por las noches cuando creía que nadie lo
miraba y entonces, calmaba sus penas
con el alcohol, y así lo hacía porque lo
ganaba rápidamente la angustia por no encontrar una salida.
Mamá Josefa nunca tuvo la oportunidad de
terminar la escuela, no tenía información sobre lo que pasaba con su propio
cuerpo y por eso, sin quererlo y sin pensarlo, engendró 9 hijos… ¡pobre mamá Josefa con sus 9 hijos y
sus 9… pequeños…grandes problemas!
Josefa trabajaba
lavando ropa de la mañana a la noche, recibiendo como todos, muy poca
paga que era tan mísera que no les alcanzaba para que Josefa, Ramón y sus 9
hijos estuvieran bien alimentados y por eso
les resultaba todo más difícil.
Los 6 hijos
pequeños: Pancracio, Samuel, Belinda, Coquito e Isidora, a quienes no podían alimentar bien, estaban
enfermitos, mal de chagas se rumoreaba…
no salían jugar y se sentían muy tristes… no conocían la risa, ni los
caramelos, ni el sabor de un helado.
Y todo por qué?
Porque a sus papás,
Ramón yJosefa, no tenían trabajo estable y lo poco que ganaban no les alcanzaba
para mantener a su familia ni alimentarlos ni vestirlos ni mandarlos a la
escuela ni estar con ellos.
José, el hijo
mayor trabajaba en la cosecha de la caña de azúcar recibiendo también muy poca
paga y satisfacía sus faltas con akullikus
de coca que sus mismos patrones le facilitaban para que pudiera mantener así la
energía que debía darle el alimento que no tenía y rendir más durmiendo menos.
José tenía muchos
hijos pequeños que trabajaban también en la cosecha de la caña y aun reuniendo
todos sus salarios, no se podían mantener.
Y todo por qué?
Porque José desde
muy niño, al igual que sus hijos, estuvo sometido a los abusos del patrón… nunca
tuvo la oportunidad de un trabajo digno.
Anacleto, el
segundo hijo tenía una gran cruz que
cargar sobre sus hombros, ya que a pesar de su mucho buscar solo conseguía
trabajo esclavo y así no podía ayudar a su familia como era su deseo más
grande.
Anacleto lo
intentó todo. Buscó por todos lados. No quedó una persona en el pueblo sin que
le pidiera, rogara, suplicara por un
trabajo que le permitiera mantenerse…y como no pudo ayudar a su familia le
nació el rencor y se agarró de la primera mala idea que se le cruzó por la
cabeza y aprendió a robar, y como cayó varias veces preso nunca nadie lo aceptó
y no pudo jamás rehacer su vida…
Y todo por qué?
Porque Anacleto
nunca pudo conseguir ese trabajo que se necesita para vivir con dignidad
Margarita, la hija
de15 años era la única de los 9 hermanos que había podido ir a la escuela,
pero, cuando conoció el amor y en su
pancita creció un bebe, Margarita se desesperó y se asustó muchísimo y dejó en
el llanto hasta la última de sus lágrimas cargadas de dolor, de miedo, de
incertidumbre… sintió tanto miedo que
huyó lejos de su casa, y de miedo y desesperación, en la más absoluta soledad,
Margarita… abortó… Margarita se desangró… Margarita aulló de dolor cuando los
que debían cuidar de su salud la condenaron, la juzgaron sin piedad y la
encarcelaron.
Y Margarita, como en el final de un cuento de terror,
después de muchos años, volvió al hogar que seguía… como si nunca se hubiera
ido…
Y todo esto paso y sigue pasando. Esta es la
verdad más verdadera…Todo… ¿por que?...
Porque
ninguno tenía un trabajo con una paga
respetable, que les permitiera vivir con dignidad, con respeto, con fe en un
futuro mejor.
Circulo de terror (Cristina Leiva - Cris, Lacarancha)
Este relato esta basado en una historia veridica de una familia que vivia, alla lejos y hace tiempo, en hipólito Yrigoyen, un pueblito de Salta y trabajaban en el ingenio San Martin del Tabacal..
Conoci personalmente a Margarita y conmovió mi espíritu leer la carta que con tanta simpleza y tanto amor le enviara su madre.
“Querida
hijita ojala que al llegar este umilde papel te encuentre bien quedando nosotros regular. mirá mi
flaquita yo quiero que me conteste esta la carta que tei escrito y también quiero que me digas si leas avisao a la señora que tian echo un ijo. Yo y
tu papa tamos muy priocupados con lo que tea pasado. no emo enterao por el gustavo que viene a la casa yorando a hablar con el ramón que se a enojao mucho
pero dispues a entendido.
Son
corta las noches pensando en vos mamita, queremos saber sies que te loas echo
sacar o no. Nosotros te vamo a
apoyar en lo que decidás.
Si
viera hija como tan la isidora y la belinda porque sean enterao porque loan escuchao al ramón insultar y
pegarle una buena chirliada al gustabo que yoraba y yoraba y pedia que te perdonemo y que te busque.
Mira
mi consuelito margarita, tu papa como siempre sin trabajo. bueno mamita sin
tener ma que contarte me despido con el cariño mas grande.
Ispero
tu contestación lo ma pronto posible. no te olvide que tu madre sufre.
Aquí
ya noe vida la vida sin vo mi consuelito
Cariño
chau hijita
Josefa”
Todos los nombres usados en este relato son ficticios
Esta situacion es común en muchos paises. los invito a leer: