La espera


Esperando el llamado que no llega

la promesa que no existe 

el abrazo que no envuelve 

los dedos que no rozan

la caricia que no estremece

 la voz que no susurra

la mirada que no invita

En la nada se deshace

 En la nada se congela. 


El sol, radiante, brilla indiferente regalando sus 40ªC



La espera
Cristina Leiva - Cris, Lacarancha

Liszt - "Un Sospiro"




cinco botones


Como el nogal que celosamente guarda dentro de la semilla dura y rugosa de la nuez, la esencia rica, carnosa y nutritiva de su fruto, así, como quien vive guardado en un secreto, encerrado dentro de su cáscara, pasaba la vida entera con ocultamientos, con sentimientos de vergüenzas y de culpas que ponían en su rostro, esa mirada llena de tristeza e insatisfacción, hasta que un buen día decidió salirse de sí y enfrentar los prejuicios del mundo entero.

Lo había pensado muy bien. Sólo un buen observador podría darse cuenta de su tan demorada decisión.
Nada... nada delataba su elección: ni gestos, ni rasgos, ni el sonido de su voz... salvo... los 5 botones de su camisa ubicados a su derecha.


Cinco botones



Imagen autoria de @Nelsong



 La mala reputación (La mauvaise réputation )-Claudina y Alberto Gambino



Dibujar tu boca

Toco tu boca. Julio Cortázar




Dibujar tu boca, y en la madrugada, sediento, beberme tus calores, dejando que las horas marquen el compás de tus suspiros.

el amor


Dibujar tu boca
Autoria de A.M.O.

Y una sirena nacio


visitaba con frecuencia aquella extraña y solitaria playa de conchillas en los otoños de San Antonio este y  como siempre al llegar realizaba su rutinaria costumbre de tirar piedritas haciendo sapitos en el agua que él, divertido, se las devolvía dejando a sus pies espumosos algodones de azúcar.

Un día, y como quien no quiere la cosa, sapito va, caracolito viene, mensajitos amorosos y picarones que le mandaba en las conchillas y ella esperaba y escuchaba ruborizándose, se enamoró del mar.

Su pasión por él crecía día a día.

Ella escuchaba su imperioso llamado aunque se resistía, temerosa, a abrirse al amor, pero  cuando su deseo se hizo incontenible decidió volver lo imposible en posible y  se internó en sus aguas más profundas, verdes y calmas en esa porción oceánica protegida de miradas curiosas.

Por primera vez sintió sobre su piel apasionada y loca ese sentimiento que la envolvía como una caricia Suave y cálida.

 El sol del estío fue mudo testigo de esa total entrega, de esa unión mágica e irrepetible.
Y así fue como poco tiempo después, nació Marina la primera sirena, bella, voluptuosa, dulce, que  en las noches de luna nueva acompaña a las barcazas de eventuales pescadores nocturnos, deleitándolos con su canto y amándolos hasta el amanecer.






Y una sirena nació
Cristina Leiva - Cris, Lacarancha

Venceslau Univ dos Scraps Pausto Papetti Soleado