La
tristeza embargaba a Morana esa mañana.
Nunca
había sentido la eternidad tan poblada de misterios, de recuerdos, de
vivencias… y de fantasmas, y en esa eternidad tan grande y solitaria, la
profundidad de su mirada se reflejaba, despiadada y cruel desde el bisel de su
espejo.
Contemplaba
su voluptuosa figura mientras se hacía mil preguntas que no alcanzaba a
comprender y mil dudas sin respuestas
habitaban sus pensamientos.
No
entendía por qué, aun los más expertos, los que decían conocerla la presentaban
como la parca, una flaca parca calavera puro huesos sin formas ni curvas ni
deleites ni color…siempre vestida con esa asexuada túnica larga y negra,
desabrida e insulsa y una hoz.
Pobre
Morana, no entendía por qué si decían conocerla, la veían así; si ella se
miraba en la espejada cara de la luna, en las aguas serenas de un lagunar y se
veía tal cual es: una mujer. Una mujer tan hermosa, tan satisfecha, deseable…
rozagante, llena de curvas, de redondeces sensuales y a la vez tan voraz, que
su cuerpo no paraba de crecer y crecer y crecer.
Sus
pensamientos se detienen un eterno segundo suspendidos ante un abismo y se
pregunta si habrá una sola persona que en algún momento de su vida no esperara
con ansiosa desesperación sentir el apasionado beso de su boca succionando la
suya hasta halar dentro de sí, todo, completo, su último aliento.
Morana
gira su cabeza con esfuerzo y clavando su penetrante mirada en mis ojos y en
los tuyos nos dice:
-Díganme.
¡Vamos, sean sinceros! ¿Quién habiendo conocido las deliciosas sensaciones del
amor no deseará sentir algún día la orgásmica experiencia de penetrar en mí,
recorrer mi oscura cavernosa matriz y una vez alcanzado el clímax, descansar
con plena lasitud dejando de percibir toda emoción…toda sensación…?:
¡No más
gozos ni miedos, no más risas ni llantos, no más alegrías ni dolor?
Siempre
creando rumores sobre mí. Dicen que soy mala, fría, implacable, que no aliento
ni contengo ni incentivo ni nada. Que solo envuelvo vuestros cuerpos en un
gélido manto de silencio y soledad pero, para ser sincera, los que eso rumorean
no son justos. Solo se han dejado seducir por las ilusorias palabras de mi hermana
Lihue, la vida.
¡Ella
sí que sabe engañar! Ella sí que es verdaderamente…¡Implacable!
Ella,
un día arrebola tus mejillas y al otro inunda tus ojos con lágrimas de tristeza
y tu alma con desengaños y humo, y su sonrisa plena de calor y de sol opaca
mi generosidad que te atraerá hacia mi cuando el dolor al que te someta Lihue
te parezca insoportable y solo entre mis brazos protectores calmes tu agonía
sea ya por plagas, guerras, largas enfermedades, atroces imprudencias,
dolorosísimas penas de amor, injusticias, ausencias difíciles de aceptar,
violencia.
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Hora
cero. Un halo de luz se cuela por el ojo de la cerradura.
Morana
se apresura a esconder sus lágrimas.
Pone
rímel en sus largas pestañas. Pinta sus labios con un seductor y aterciopelado
color rojo. Tacones altos y su sensual vestido que destaca sus curvas de mujer.
Lihue
y Morana… Morana y Lilhue... La Vida y la muerte tomadas de las manos salen
juntas por esos caminos a recorrer nuestro mundo en un nuevo día.
Tal
vez a vos te encuentre primero la vida... a mí, quizás hoy, la muerte me
alcance y me cobije entre sus brazos.
Ahí
llega… al fin la escucho. Viene por mí.
-
Morana, hace tanto que te espero… G r a c i a s………______
Morana: Significa "muerte" en eslavo. En la
mitología Eslava, este era el nmbre de la diosa del invierno y la muerte.
Mina - Balada para mi muerte
Las reflexiones de Morana
Cristina Leiva - C ris, Lacarancha
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