Dicen
que dicen ancestrales rumores de los dioses que los bellos colibríes son las
aves más diminutas, seductoras y sensuales de la naturaleza y que ante las
rojas flores del notro que arden bajo el sol de primavera, vuelan hipnotizados
hacia ellas que abren su corola ofreciéndoles su dulce e irresistible néctar.
Quien
diría que estos tornasolados tucusitos sucumbiesen frente al sutil llamado de coloradas
inflorescencias penetrándolas con su largo pico y libando ese embriagante licor deseado por los
dioses, fundiéndose en el más pasional de los
actos de amor hasta quedar exhaustos.
Nota al nargen: Tucusito: Nombre que recibe en Venezuela cierta clase de
colibríes , específicamente este nombre se le da en Caracas a este tipo de
aves.
Me tiré sobre la cama recién
tendida dispuesta a disfrutar de un descanso reparador. Me estiré…me
estiré…
Cerré los ojos y comencé a relajarme tal como me habían enseñado.
Puse mi mente en blanco… no, no pude; ella me juega siempre malas pasadas y se
niega a quedarse así, vacía, quieta, por lo tanto apelé a otros recursos.
Me
trasladé a orillas del Limay en un atardecer fresco y calmo, con sus aguas
verdes, frías y transparentes; la suave brisa, las amancáis y californianas,
mis flores preferidas que crecian libres, adornan el paisaje.
Y empezó mi viaje…
Los dedos de mis pies fueron ágiles y tibios... mis piernas, volátiles… poco a
poco una sensación extraña y dulce subió por todo mi cuerpo, mis brazos, mis
hombros, mi frente…
Con intenso placer escapó de mis labios un profundo suspiro y un halo cálido y
liviano se fue con él elevándose suavemente, como si una energía desconocida lo
halara insinuante, a las alturas.
De repente lo vi entrar a mi habitación y acercarse a mi cama, como antes.
Casi no lo recordaba ya, con sus canas, su barba larga, su campera negra… su
rostro risueño… Se veía muy bien. Ya no era ciego, no sentía dolor, no
necesitaba su bastón.
Se encontraba erguido, alegre y sano… hacía tanto tiempo que no me visitaba…
La nostalgia me invadió y la ilusión de un nuevo comienzo a su lado me lleno el
alma.
Se inclinó hacia mí.
- Quiero bailar un slowly, me dijo, y tendiéndome la mano
me invitó a danzar como nunca antes lo habíamos hecho.
La música resonó fuerte en mis oídos. Todo el espacio se llenó de luz y del
sonido del slowly mientras mi corazón explotaba de emoción.
Danzamos sin parar horas y horas. Nuestros rostros felices. Nuestras almas
plenas.
Lentamente las órbitas de mis ojos se movieron y comencé a entrar nuevamente
dentro de mí.
Comencé a desandar el camino regresando de mi viaje, lento, muy lento. Mi
frente…mis hombros…mis brazos.
Una sensación dulce y extraña bajaba por todo mi cuerpo; poco a poco mis piernas
tuvieron peso…los dedos de mis pies, tibios aún, se encogieron.
Abrí mis ojos y lo vi desaparecer con una eterna sonrisa mientras me decía…-
vuelve a empezar…
En mi cama, a mi lado, se sentía la tibieza de un cuerpo, y en mi rostro, la
humedad de un beso.
Alguien me contó
que escondido
de miradas curiosas detrás de las coloridas flores de glicinas trepando el muro,
un cartel que rezaba: “Susurrando- bar
" invitaba a entrar. Y hacia allí fui.
Al encontrarlo me asomé con dudas solo a la entrada
para mirar.
Parecía ser el lugar tranquilo donde descansar,
tomar un trago, transportarse saliendo de uno mismo.
Yo
necesitaba de vez en cuando ese descanso reparador como el que sospechaba obtendría
al entrar así que dejé de lado mis pruritos y atravesé el umbral.
Me sorprendió gratamente latotémica intimidad que se respiraba:
penumbra…Blues… saxo apoyado sobre la silla… fotografías antiguas en la pared.
Undulzón
aroma a canela inundabael ambiente y el
son de” i’excessive “ invitaba al romance en que se encontraba aquella parejita
de enamorados.
Me ubiqué en la mesa más alejada, donde pudiera observar
todo sin llamar la atención.
Pedí un trago y comencé a relajarme, a sentir
toda la calma ysosiego que me transmitía
este lugar tan cálido y extraño.
En silencio me ganó la lasitud meciéndome en un
letargo suave, incitante, como si mil pétalos de rosas me acariciaran el rostro
dibujando sonrisas de placer y fue entonces que mi espíritu se hizo finito,
finito, que sentí que salía de mi cuerpo, elevándome.
De pronto un estruendo seguido de una fuerte
luz que contrastaba con la habitual penumbra
de Susurrando bar nos sorprendió a todos los presentes, que ante esa repentina
e inexplicable explosión sónica, misteriosamente, respondimos abandonando juntos nuestras figuras humanas remontándonos al
infinito.
Algunas cosas se borraron de mi recuerdo
consiente pero alguien me contó que fuimos circunstanciales compañeros en este
extraño viaje.
Alguien me contó tambiénque ya no éramos, ni hombres ni mujeres... ni
altos ni bajos ni gordos ni flacos ni lindos ni feos ni viejos ni jóvenes,
éramos...sólo mentes.
Mentes en acción poblando el universo.
Mentesnuevas, remozadas, viejas, sabias oscuras sádicas chiquitas abiertas
ácidas lascivas, enormes, soberbias, simples,
ingenuas, retorcidas intolerantes cerradas, iluminadas, fusionadas todas en
una, amando, amándose, dejándose amar, comprendiendo que no hay ni espacioni tiempo ni vacío. Que todo es uno, que uno
es todo iluminando elcosmos con poderosa fuerza.
El sonido de las bocinas del tren, único
referente del paso del tiempo me sacó de ese trance íntimo y emotivo en que me encontraba.
Una sensación muy cálida, un cosquilleo en el
corazón me hacían notar que ya no era la
misma. Que había vuelto a sentir.
La
levantó del piso y tomándola entre sus manos totalmente enamorado le dijo:
- Ay
mi amor, cuanto te amo. Serás mía toda la vida, mía y de nadie más. Me quieres verdad?
Le preguntó.
-
Me quieres Me quieres Me quieres.!!!
Solo
un tenue crujido de dolor respondía sus preguntas.
- Si si si. Me quieres Me quieres. Yo lo sé. Eres mía, solo mía y de nadie más.
Le decía mientras arrancaba su último, dolorido, asustado, pálido pétalo…
Margarita,
tan blanca, tan nívea tan sola quedó incrustada en la calzada dejando en el
cemento el sello de todas sus cicatrices, desgarradas huellas de cientos de
Margaritas que como a ella a lo largo de la historia, les arrancaron la vida
dejando solo la impronta de largas cadenas de ADN bordando lágrimas de mujeres
de cristal
Después
de un sueño inquieto y asfixiante, bañado en un sudor frío que le calaba los
huesos, abrió sus ojos y la vio allí, muy cerca suyo, y le sonreía.
Ella,
vestida de provocativo rojo, con voz cálida y sensual, le tendió la mano y lo
invitó a seguirla.
-
Soy Morana - le dijo – Ven, pero él se negó.
Se
encontraba desorientado, confundido.
¡Quién
era esta mujer tan pulposa!? ¡¿Por qué estaba sentada a su lado, al borde de su
cama?!
Tal
vez la fiebre tan alta obnubilaba su razón y su cordura. No lograba
entender cómo, pese a su voluminoso cuerpo, ella parecía no tener peso, no
ocupar espacio y al mismo tiempo, extraña e inexplicable contradicción, lo
ocupaba todo.
¿Sería
la muerte, acaso? No. Imposible.
La
muerte era cadavérica, de túnica negra y una hoz en su mano derecha; siempre en
todos lados se la conoció así, en cambio ésta dama aquí presente… sólo por sus
ojos... tal vez... podría ser... son tan profundos... tan negros... parecen
albergar toda la oscuridad del universo.
Se
estremeció de solo pensarlo imaginándose caer en el abismo de su mirada.
Morana,
al notar sus temores y dudas pareció compadecerse por un instante y le abrió
los ojos y la mente y él, comprendió.
Supo
al fin que con tantas guerras, pestes, hambrunas y violencia desaparecían a
diario pueblos enteros, con suicidios de inconformistas, con asesinatos vanos,
enfermedades.
¿Cómo
podría tener una extrema delgadez si su apetito por más y más vidas era voraz?
Morana,
una vez más le tomo de la mano y con dulce voz para no asustarlo, le susurró al
oído: ven, acompáñame... te prometo que no estarás solo.
A
la larga todos tus afectos te encontrarán. Lo
único que extrañaras será al sol. ________________________________________
Un
rayito de luz de la mañana se coló por la ventana entreabierta y se escondió en
el bolsillo de su camisa llenando de tibieza su corazón agonizante y entonces
sí, se entregó mansamente y sin miedo la siguió con una plácida sonrisa porque,
con la pícara complicidad matinal había logrado esconder de la muerte esa luz
que, según alguien le había dicho por ahí, puede vencer a la más absoluta
oscuridad.
Nunca
había sentido la eternidad tan poblada de misterios, de recuerdos, de
vivencias… y de fantasmas, y en esa eternidad tan grande y solitaria, la
profundidad de su mirada se reflejaba, despiadada y cruel desde el bisel de su
espejo.
Contemplaba
su voluptuosa figura mientras se hacía mil preguntas que no alcanzaba a
comprender ymil dudas sin respuestas
habitaban sus pensamientos.
No
entendía por qué, aun los más expertos, los que decían conocerla la presentaban
como la parca, una flaca parca calavera puro huesos sin formas ni curvas ni
deleites ni color…siempre vestida con esa asexuada túnica larga y negra,
desabrida e insulsa y una hoz.
Pobre
Morana, no entendía por qué si decían conocerla, la veían así; si ella se
miraba en la espejada cara de la luna, en las aguas serenas de un lagunar y se
veía tal cual es: una mujer. Una mujer tan hermosa, tan satisfecha, deseable…
rozagante, llena de curvas, de redondeces sensuales y a la vez tan voraz, que
su cuerpo no paraba de crecer y crecer y crecer.
Sus
pensamientos se detienen un eterno segundo suspendidos ante un abismo y se
pregunta si habrá una sola persona que en algún momento de su vida no esperara
con ansiosa desesperación sentir el apasionado beso de su boca succionando la
suya hasta halar dentro de sí, todo, completo, su último aliento.
Morana
gira su cabeza con esfuerzo y clavando su penetrante mirada en mis ojos y en
los tuyos nos dice:
-Díganme.
¡Vamos, sean sinceros! ¿Quién habiendo conocido las deliciosas sensaciones del
amor no deseará sentir algún día la orgásmica experiencia de penetrar en mí,
recorrer mi oscura cavernosa matriz y una vez alcanzado el clímax, descansar
con plena lasitud dejando de percibir toda emoción…toda sensación…?:
¡No más
gozos ni miedos, no más risas ni llantos, no más alegrías ni dolor?
Siempre
creando rumores sobre mí. Dicen que soy mala, fría, implacable, que no aliento
ni contengo ni incentivo ni nada. Que solo envuelvo vuestros cuerpos en un
gélido manto de silencio y soledad pero, para ser sincera, los que eso rumorean
no son justos. Solo se han dejado seducir por las ilusorias palabras de mi hermana
Lihue, la vida.
¡Ella
sí que sabe engañar! Ella sí que es verdaderamente…¡Implacable!
Ella,
un día arrebola tus mejillas y al otro inunda tus ojos con lágrimas de tristeza
y tu alma con desengaños y humo, y su sonrisa plena de calor y de sol opaca
mi generosidad que te atraerá hacia mi cuando el dolor al que te someta Lihue
te parezca insoportable y solo entre mis brazos protectores calmes tu agonía
sea ya por plagas, guerras, largas enfermedades, atroces imprudencias,
dolorosísimas penas de amor, injusticias, ausencias difíciles de aceptar,
violencia.
Hora
cero. Un halo de luz se cuela por el ojo de la cerradura.
Morana
se apresura a esconder sus lágrimas.
Pone
rímel en sus largas pestañas. Pinta sus labios con un seductor y aterciopelado
color rojo. Tacones altos y su sensual vestido que destaca sus curvas de mujer.
Lihue
y Morana… Morana y Lilhue... La Vida y la muerte tomadas de las manos salen
juntas por esos caminos a recorrer nuestro mundo en un nuevo día.
Tal
vez a vos te encuentre primero la vida... a mí, quizás hoy, la muerte me
alcance y me cobije entre sus brazos.
Ahí
llega… al fin la escucho. Viene por mí.
-
Morana, hace tanto que te espero… G r a ci as………______
Morana: Significa "muerte" en eslavo. En la
mitología Eslava, este era el nmbre de la diosa del invierno y la muerte.