A tiempo



Ella pensaba que se habían encontrado a destiempo
sin embargo él aseguraba que ese encuentro se realizaba 
en el momento justo: ni un segundo antes, ni un segundo
 después; que ese tiempo era el cómplice perfecto de los dos.

Tal vez fuera así y tuviera la razón. A lo mejor el tiempo
fuera su aliado, su mejor amigo pero  por lo escaso, 
por lo poco, por lo nada que faltaba para el fin,
ella sentía ¡con tanta intensidad! esa imperiosa necesidad
 de abrazarlo hasta fundirse en el, de acariciar sus 
espacios más íntimos, de penetrar en el por cada uno de 
sus poros y  traspasar los límites de su piel llegando al corazón,
navegar en su alma, besar su voz, beber su aliento, 
respirar en un fugaz instante sus suspiros, viajar en su mirada 
hasta los confines más oscuros del infierno y regresar juntos,
 plácidos y serenos en los calientes rayos de un sol de verano 
que entibian y calman las aguas embravecidas del mar
 y al fin comprender que están a tiempo
de encender nuevamente una hoguera.



A tiempo
Cristina Leiva - Cris, Lacarancha


Tiempo de amar - Mayte Martin



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