Aunque alardeaba de ser majestuoso y gélido como un iceberg un día se derritió.
Su deshielo dejó en libertad un agua clara y límpida que formó un caudaloso río bordeando el cordón de la vereda cuando una cálida y placentera brisa se levantó dejandoa sus pies un barquito de papel.
Lo tomó en sus manos, lo miró con nostálgica ternura y decidió depositarlo en su cauce, treparlo, levar anclas, y partir.
Y en ese viaje lleno de aventuras recorrió mil mundos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Lectores opinando