Cuando murió mi padre no
lloré, no fui a su sepelio ni le ofrendé una flor.
Cuando murió mi abuelo lloré,
me despedí, y nunca cuidé de su tumba.
Cuando murió mi madre
lloré, si, llore, me despedí, me dolió
muchísimo, pero luego fui a bailar.
Jamás visité su última morada.
Cuando murió mi hermano,
lloré, sufrí, lo compadecí, me despedí, le puse una flor, pero tampoco fui
nunca a visitarlo al cementerio.
Cuando murió mi amor, lloré, sufrí, lo compadecí y me compadecí, me desgarré, aullé… mis
alaridos de dolor atravesaron como una
flecha el universo todo, me despedí, pero jamás, jamás, acompañé sus restos, ni dignifiqué el envase que albergó su espíritu
ni con lápidas de mármol ni candelabros de bronce, ni velas…solamente hice mil grullas de papel con mil mensajes de amor cubriendo
su féretro para que lo
acompañaran con su vuelo al nirvana, y nunca más regresé a visitarlo
Hoy construyo mi futuro, y sé que cuando la
muerte sea mi presente, habré comprendido, por fin, la soledad
Carla Bruni - Tout le monde
Comprensión de la soledad
Cristina Leiva - Cris, Lacarancha
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