Ella,
decolorada en su presente, decidió atravesar el túnel del tiempo y se encontró
con él, en blanco y negro.
Se
miraron a los ojos e inmediatamente su antigua historia pareció renacer. Ambos,
desorientados, sin entender claramente lo que sucedía, escucharon el palpitar
de sus corazones y perdidos en la inconsciencia del tiempo transcurrido, se
acercaron… sin palabras.
Sus
bocas, anhelando el beso tantos años postergado, se aproximaron.
El
atrajo la lengua de ella hacia sí, succionándola con fruición, hasta sentir que
la desgarraba. Ella, encendida, recorrió el techo de su paladar masticando
también la lengua de él hasta saberla completamente dentro de sí.
Se
lastimaron con intenso placer… se deglutieron uno al otro.
La
sangre brotó dulce y caliente, deslizándose sobre sus cuerpos convertidos en
vivo fuego quemando sus entrañas, por momentos con infinita furia, por otros,
con intensa suavidad.
Lentamente,
esa hoguera fue calmando, extinguiéndose en lasitud, en agua mansa, en aroma a
canela, en sabor a chocolate, en blues, en paz.
Ella
volvió a su presente, con color.
Él
quedó allá, del otro lado del túnel, en blanco y negro.
Amor en blanco y negro
Cristina Leiva - Cris, Lacarancha
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