¿Por qué estás muriendo?
No me dejes. Ven.
Vuelve, mi amor.
Vuelve a mis brazos. No
te puedes ir. ¡Ven!
Si tú te mueres
por la eternidad yo…
Yo te buscaré.
¡Muerte maldita!
Me obligas a quedar
triste y sola.
Nada comprendo.
Me niego a aceptar
que no volverás.
¡Vuelve! ¡Regresa
de la infame muerte!
¡Ya no puedo más!
¡Deja de dormir!
¡Levántate ya y no
descanses más! ¡No!
Estás tan lejos.
No te puedo alcanzar.
¿Me llevás con vos?
En el nirvana
espérame. Llegaré.
Seremos uno.
Paso del tiempo
que calmas mi corazón…
¿Me tienes piedad?
Hay una verdad
que me niego a aceptar:
Que el dolor pasa.
Que mi mente se aquieta.
Que el tiempo cura.
No, no y no. Me niego
tiempo que pasas
no venciste mi amor.
No lo olvidé.
Yo solo espero que
llegue el día
de estar junto a él,
fundirnos los dos
en otras existencias
y ya no volver
y al fin de los tiempos
juntos descansar.
¿Juegas conmigo?
Tiempo… ¿te burlas tú?
He vuelto a reír.
Rio de nuevo.
Canto y bailo siempre.
Me siento feliz.
Siempre, siempre, tú
vives dentro de mí.
Sola no. Ya no.
He vuelto a reír.
He vuelto a cantar y
a seguir viva.
Al fin soy libre
de miedos, de angustias.
Camino sin vos.
Aún te quiero.
No lastima tu muerte.
La comprendo hoy.
Camino sola.
Me levanto, caigo, me
vuelvo a parar.
En paz espero
el día en que, ¿pronto?
descansaremos.
Esta es la senda
De la resurrección.
Después del invierno,
nuevamente el sol.
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